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martes, 17 de mayo de 2011

El villamelón: un mal…necesario?

Término acuñado por los taurinos para referirse a aquel que se hace presente en una corrida de toros a gritar, insultar y demostrar una supuesta pasión y amplio conocimiento de la tauromaquia, siendo evidente la ausencia de estos elementos y demostrando que está ahí sin un conocimiento real del espectáculo.

Este término se ha expandido y ha ido mucho más allá de las plazas de toros, y actualmente se aplica a la mayoría de los deportes en casos muy parecidos cuando alguien se pretende tener un gran conocimiento y opiniones exactas sobre algún deporte, cuando solo demuestran ignorancia y oportunismo en cada palabra que dicen o escriben.

Empecemos a hablar del villamelón en el fútbol. Nos encontramos en la época más importante del año futbolístico, por todo el mundo se comienzan a disputar finales, a decidir ligas y cada torneo va definiendo a sus mejores equipos incluyendo a los campeones, y esta es la época en la cual el villamelón cobra su mayor fuerza.

Esta especie de aficionados” es como una plaga de temporada casi siempre bien definida. Aparecen en la semana de los clásicos y si lo ganan, permanecen una semana más. Siempre están presentes en las finales o cuando su equipo se encuentra en las primeras posiciones de su liga, fuera de esos escenarios, el villamelón olvida sus “amados colores”.

Es importante no confundir al villamelón con un verdadero aficionado, que aunque no muestre una gran pasión por su equipo, tiene un interés constante en el, o simplemente se mantiene mesurado en circunstancias favorables o adversas para su equipo.

El villamelón llena estadios, siempre está presente en los partidos importantes con su playera casi nueva porque es solo ahí cuando recuerda que la tiene, se la pone y le urge el repentino gusto de pararse en un estadio no importando el precio porque lleva ahorrando toda la temporada, mientras el verdadero aficionado muchas veces se queda contemplando afuera del estadio la invasión de tanta gente desconocida a su cancha, se queda afuera o viendo el juego desde su casa o algún bar porque no pudo pagar el altísimo precio de ese juego ya que lleva toda la temporada comprando su boleto para todos los juegos e incluso sabe, que el entrar a ese juego importantísimo no tendrá el dinero para ir el resto de la temporada.

Es fácil identificarlos en pláticas futboleras porque siempre hablan de su equipo con una arrogancia inmensa, regodeándose de su éxito actual sin tener más argumentos que ser el mejor equipo. No conocen a sus jugadores actuales y mucho menos los pasados, no tiene sentido alguno hablar con ellos de la historia de su club. Un villamelón es un oportunista, un llamado “glory hunter” que le nació el amor a su equipo por éxitos recientes y por ir siempre con el ganador que toda la gente sigue.

Un verdadero aficionado siente repudio, lástima y hasta odio por los villamelones, aún siendo de su mismo equipo, porque el aficionado real sabe que este tipo de gente solamente le da mala imagen a su afición y se cuelga de los éxitos que él tal vez lleve una vida esperando.

Las redes sociales le han dado una proyección exponencial a este cáncer del deporte. Cuando su equipo gana un campeonato o algún juego importante, se ven sus comentarios burlones por todos lados y aprovechan para restregarlo en los perfiles de sus rivales, pareciendo que disfrutan más el poder burlarse de los demás que la gloria de su propia victoria.

Los verdaderos aficionados tendremos que estar listos para este final de temporada en el mundo del fútbol donde esta plaga seguirá creciendo durante algunas semanas más y ser pacientes a que su fiebre se apague, vuelvan a guardar sus playeras y todo el fútbol vuelva a estar solo con la gente que de verdad lo queremos.

Los invito a seguirme en twitter como @momerayo. Les envío un saludo a todos aquellos verdaderos aficionados sin importar sus colores.